MATRIX, LA DEMOCRACIA Y EL EMPERADOR DESNUDO.
En aquella puesta al día
de La caverna de Platón que fue Matrix, vimos como el ser humano habitaba un
mundo de sombras que le impedían ver el mundo real. Como en Matrix, los ciudadanos del S XXI
vivimos en una ficción que, dentro de sus imperfecciones, parecemos preferir al
mundo real. Una ficción en la que los sentidos son el motor de nuestras
creencias, lo que existe es lo que vemos, y punto… salvo que quizás lo que
vemos no es la realidad objetiva sino aquella que otros han construido para
nosotros. Nuestro Matrix se llama democracia representativa.
Cuando se usa el adjetivo
representativa, lo que el común de los ciudadanos entendemos es que estamos
representados en ella. O dicho de otro modo, que aquellos a quienes otorgamos
nuestro voto representan y defienden nuestros intereses. Ese es el traje
democrático con el que se viste el emperador. Lo que ocurre, como en el cuento,
es que el emperador está desnudo, pero casi nadie se atreve a decirlo, porque
cuando atacas al emperador (el sistema) te colocas al margen del mismo, y ahí
ya los adjetivos con los que te calificarán son otros: radical, populista,
antisistema, terrorista…
Así que nos convencen de
que el emperador no está realmente desnudo, y como preferimos creer a aquellos
que dicen poder ver sus ricas vestimentas elegimos admirar el traje como si
fuera real, resaltar su tejido, sus brocados, su corte impecable, la pericia
del sastre que lo ha confeccionado. Surge así lo que Jean Braudrillard denomina
hiperrealidad , la incapacidad de separar el simulacro de la realidad. En términos
políticos, la incapacidad de separar la democracia supuestamente representativa
de la democracia real.
Hay que ser valientes
para tomar la píldora roja, para elegir vivir en una realidad inquietante en
lugar de anestesiar nuestras mentes con la píldora azul de la realidad creada
por los poderes fácticos y los grandes medios de comunicación. Tomar la píldora
roja significa levantar la mano y señalar las vergüenzas expuestas del
emperador, significa crear un traje nuevo quizás no tan lujoso, pero que nos
cubra a todos del frío, significa, en definitiva, abandonar el calor de la
caverna para enfrentarnos al mundo real.
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