EL ÚLTIMO ROMÁNTICO DEL FÚTBOL
Decía Bill Shankly, el mítico entrenador del Liverpool, que el fútbol no es una cuestión de vida o muerte, sino algo mucho más importante que eso. No es cierto, claro, aunque esto no necesariamente quiera decir que es mentira. Me explico. Para muchos aficionados al fútbol, su equipo no es importante por el fútbol en sí mismo. Tu equipo está ligado a tu vida, es parte de tu formación sentimental y, en algunos caos, incluso intelectual. Normalmente, uno es de un equipo porque su padre lo era, porque desde niño lo vivió en su casa, porque compartía con su familia primero y luego con sus amigos esa liturgia de ir cada fin de semana al estadio y ver pasar la vida en 90 minutos. El fútbol une. En los barrios de mi infancia, nunca faltaban un balón y una pachanga por las tardes. Los niños aprendían a competir, a ser solidarios, a esforzarse, a trabajar en equipo. En torno a una pelota se trababan amistades que se extendían luego a otras esferas, que desbordaban el estrecho límite del cam...