Corazón al 3x4
Yo tenía 10 años cuando descubrí el Carnaval de Cádiz. No fue en un lavaero, ni en la Caleta ni mucho menos en el Falla. Fue en casa de mi tía donde, con agüilla y ruido de fondo, una emisión pirata del vídeo comunitario mostraba a unos hombres disfrazados de indios y cowboys. Era el año 1988 y la chirigota se llamaba “Los combói dapejeta”. Casi na. Tuvieron que pasar dos años hasta que Canal Sur comenzó a emitir el concurso. La Final, claro. Me pasé esos dos años y algunos más subiendo a la azotea de mi piso de un barrio obrero de Sevilla con una manta y una radio colorá para sintonizar los carnavales. Sintonizar es una manera de hablar, claro, porque a duras penas conseguía entender algo entre tantas interferencias. Las vecinas que subían a tender me miraban raro. Normal. También empleé ese tiempo en empezar a aprender carnaval. Y lo hice de la única manera posible: escuchando a los mejores. Pero entonces no había internet, y el Melli me quedaba lej